40º Aniversario del hundimiento del ARA “Gral.Belgrano”

“…dice el marinero primero Germán Albornoz: Nos informaron que debíamos concurrir a una formación, que no era común en ese horario, porque nuestro comandante nos hablaría a todos. Recuerdo que entre las cosas que dijo estuvo aquello de no ocultarnos nada a partir de ese momento, de lo que se estaba haciendo para proteger los derechos argentinos en las Malvinas. Que era posible nuestra intervención militar y finalmente, pidió a Dios que nos bendijera a todos. Yo sentí escalofríos, porque nunca esperé escuchar esas palabras por parte del Comandante.”

“Un consripto entre muchos, les escribió a sus padres diciéndoles de la entrada en Ushuaia, de su compenetración con el puesto que le habían asignado, de la camaradería que había encontrado y de sentirse realmente bien a bordo. Pero tal vez lo más significativo y aleccionador, fueron aquellas palabras con que terminaba su carta: “Papá y Mamá, cuídense mucho, Yo, me voy a defender a la Patria. Un beso grande…Guillermo”.

“Al promediar aquel sábado 1º de mayo, considerábamos irreversible el enfrentamiento armado, por la información disponible. La llegada de la flota inglesa al este de Malvinas, el ataque aéreo a Puerto Argentino, la parcialidad ya manifiesta y declarada por parte de los EE.UU., la gran profusión de mensajes en el aire y la propia lectura de los comunicados oficiales, dejaban poco margen para especular con una evolución favorable de la situación. El concepto de disuación de los ingleses había perdido su virginidad, pasando a ocupar su lugar la estrategia de acción directa.”

“Mientras el Atlántico sur se convertía en tablero de maniobras bélicas, en Buenos Aires se había desarrollado ese 1º de mayo una importante conversación entre el Gobierno Argentino y el Gobierno Peruano. Fue en la madrugada del 2 de mayo, más precisamente a 01,30 hs., cuando se produjo aquel diálogo telefónico trascendente -y que tuvo amplia connotación en el análisis de los hechos relacionados con el Crucero ARA General Belgrano- entre los presidentes Galtieri y Belaúnde”.

“Tal como se demostró después, la dotación estaba tan preparada para el enfrentamiento como para una adversidad. La fortaleza en los momentos críticos, podía separar la vida de la muerte. Pensar en lo mejor no fue obstáculo para prevenirse de lo peor, como ya dijimos. Sabíamos también que la suerte podría estar presente en nuestros destinos, para bien o para mal. Es interesante comentar que en algunas marinas se califica en forma rutinaria y periódica, un ítem que se denomina “factor suerte” en la foja de conceptos. No es el caso de la Marina argentina u otras latinoamericanas”.

“Precisamente a mitad de camino, sobrevino un hecho que me hizo pensar si no estaría soñando o por lo menos así deseaba que fuera. Sentí estremecerse al Crucero y crujir de tal manera, como jamás había experimentado en buque alguno. La sensación puede asimilarse a estar en un casco levantado violéntamente en el aire, para luego caer en un gran banco de arena que lo atrapa y le quita todo movimiento de avance. Escasos segundos demoró una segunda explosión, como para definir que no estábamos viviendo una pesadilla y que dos potentes torpedos nos habían pegado en el costado. Luego pudimos precisar que todo comenzó cuando eran las 16,01 horas.”

Fuente: Bonzo, Héctor E. “1093 Tripulantes del Crucero ARA General Belgrano. Testimonio y homenaje de su Comandante”, Editorial Sudamericana, Buenos Aires mes de marzo de 1992.

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