“Chumo” Riela bandoneonista

El año 1946 la familia Riela-Pereyra deja el campo “El 25”, cerca de La Pastoril y se trasladan a Victorica, instalándose en una quinta de un cuarto de manzana. Allí Domingo Benito Riela, “Chumo” para los amigos, conoce a Carlos Leyton quien había aprendido a tocar el bandoneón al lado de nuestro tío Modestino Pérez el creador de la orquesta YTYEDO “Yo toco y enseño de oido” un nombre de fantasía muy singular que encierra otra historia. A Domingo, nuestro personaje, se le ocurre ir a la casa paterna de Leyton a solicitarle que le enseñe. Lo recibe don Teodoro Leyton padre, quien le advierte que a Carlitos le gustaban los alumnos si hacían bien las cosas y si tenían voluntad de aprender, pero Chumo no se amilana y cumple responsablemente su sueño de aprender a tocar el fueye.

Don Teodoro Leyton tenía su casa enfrente del colegio María Auxiliadora en la misma manzana donde tenía la suya nuestro tio Modestino. Su oficio era el de albañil, fue socio de nuestro abuelo constructor, el italiano Luis Cesanelli.

Mientras va creciendo, Benito en su juventud trabaja en el Almacén de los hermanos Imbelloni y también en lo de Federico Calandri y Cía.

Al llegar el año 1949, cuando estaba por tramitar la libreta de enrolamiento “Chumo” le dice a su padre que quería irse a Buenos Aires a estudiar el bandoneón, aprovechando que allí vivía su hermana “Pila”, quien se había casado con Fermín Hadad. El padre accede y Domingo llega a Buenos Aires con sus sueños y un bagaje de ilusiones. Como Hadad era colectivero, enseguida le consigue trabajo en la línea que hacía el recorrido de Pompeya hasta Fiorito, pero duró poco, porque un día tuvo que realizar una frenada tan de repente que el inspector del colectivo pasó de largo desde el fondo hasta el lugar del conductor, así que debió renunciar. Después trabajó en el Frigorífico Wilson durante casi tres años, allí aprendió el oficio de carnicero y con los ahorros pudo comprar su primer bandoneón. Se anotó en una escuela privada, su profesor fue Juan Carusso quien tenía  academia y orquesta propia.

El año 1952 le tocó el servicio militar y allí armaron junto con otros conscriptos una orquesta con la que intervenían en los agasajos y otras fiestas. Uno que recuerda de esa época es el que se le realizó al General Franklin Lucero, el ministro de Ejército del gobierno de Perón, nativo de la provincia de San Luis.

Después, regresó a  Victorica,  trabajó en la carnicería que su padre tenía en sociedad con su cuñado Miguel Peralta, casado con Chola Riela padres de “Cacho” Peralta un recordado futbolista en los clubes Cochicó y Atlético Santa Rosa. “Chumo” integró también el equipo de fútbol del Club Cochicó en el que también jugaron sus hermanos, siendo “Pocho” uno de los delanteros más reconocidos  y a quien él le enseñó la postura de la mano  cuando quiso iniciarse en el bandoneón. Se casó con la joven “Porota” Zapata y de ese amor nacieron cuatro hijos, tres varones y una mujer. Jorge siguió el camino de la música siendo un experimentado guitarrero pampeano.

Un linyera en Telén

Fue en ese tiempo que llega a Telen un linyera. El linyera eran esos personajes vagabundos, que siempre vestían la misma ropa, que no tenían residencia fija ni trabajo permanente, solo ocasionales changas muy de vez en cuando: Andaban con una maleta, se subían a un tren, generalmente de polizón y se bajaban en alguna estación, estaban algún tiempo y tomaban nuevamente el tren para bajarse en otra estación.

Cierto día en un bar cercano a la estación estaban los hermanos Morán, ambos bandoneonistas tocando los instrumentos, amenizando una reunión de amigos.  Flores caminaba por la calle la vista puesta sobre el horizonte en momentos que el sol comenzaba a descender, su mente divagando en recuerdos porteños, hasta que  en instante  los oidos del linyera Flores sienten la música, entra y busca un rincón en penumbra para escuchar.

Cuando Máximo y Roberto Morán hacen un descanso el linyera se les acerca y les solicita si le prestan un bandoneón. Roberto lo observa todo mal vestido el cabello mal peinado y le pregunta “¿y vos sabes tocar?” a lo que Flores contesta “algo me acuerdo, veremos que sale”…

Le prestan un bandoneón y se van hacia el mostrador, estan de espaldas cuando escuchan unos acordes que les hacen dar vuelta la cabeza inmediatamente para ver al Linyera Flores tocando embelesado con los ojos cerrados.

Enseguida se corrió la bolilla en el ambiente de Telen que en aquel entonces tenía algunos lugares donde se hacían las fiestas, romerías, bailes y agasajos. Los clubes, las fondas y restaurant se deleitaron varias tardes y noches con la tocatas de las orquestas improvisadas y con la participación especial del bandoneonista Flores.

Me imagino a una orquesta improvisada donde tocara don Timoteo Vargas, el cartero que había escuchado cantar a Gardel, que solía pulsar la guitarra y el acordeón a piano, a Guaycochea tocando la trompeta y a alguno de los hermanos Peralta tocando la guitarra.

Como no podía ser de otra manera, enseguida la noticia llegó de boca en boca a los músicos y los organizadores de fiestas en Victorica, quienes inmediatamente se pusieron en contacto.

Quien lo trató y lo albergó fue Carlos Leyton, el joven bandoneonista exalumno de Modestino Perez. Allí el supuesto “Flores” se deschavó y contó su verdadera historia. Su apellido real era Monsalvo, pero mientras fue uno de los bandoneonistas del maestro Francisco Canaro en Buenos Aires utilizó el seudónimo Flores.

Acordaron con Leyton realizar un concierto en el hermoso local de la Sociedad Italiana de Victorica de la que participaba don Teodoro Leyton, el padre de Carlitos el bandoneonista. Para ello le compraron ropa nueva y lo invitaron a afeitarse y cortarse el cabello en una peluquería de un amigo.

Estaba previsto un concierto con tres bandoneones por lo menos: Leyton con el suyo, Chumo Riela con el suyo y “Flores” con uno prestado, no sabemos si de los hermanos Morán o el de Modestino Pérez, iba a ser en el salón de la Sociedad Italiana porque era la que tenía salón, escenario y sillas y mesas, que no las tenía el Club Cochicó.

Pero como el bohemio no apareció aquella noche, al final la velada se llevó a cabo con la participacion en el escenario de Leyton con Riela. Al otro día no lo encontraron en el pueblo parece que había tomado el tren y la versión de la leyenda oral cuenta que al poco tiempo se lo encontró aplastado entre las vías de un tren de carga en la zona de General Pico o al sur de San Luis.

Después se conoció el resto de la verdadera historia del linyera “Flores”, él había acompañado a Francisco Canaro en la gira del maestro a París a mediados de la década de 1920 y estando allí muere su esposa en Buenos Aires. Al regresar se encontró con el drama familiar y su alma sensible no pudo soportar la soledad, fue entonces que tomó el camino del alcoholismo y de allí entró en la bohemia absoluta.

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6 Comments on ““Chumo” Riela bandoneonista”

  1. Historia ajustada a l realidad. Mi padre me la contó tal cual está escrita . Muchas gracias por plasmar la historia de mi padre Venito Chumo Riela. Soy su Hijo Ceferino . Dios los bendiga

  2. Hermoso relato! Chumo era gran amigo de mi padre. Recuerdo que solían juntarse en mi casa a ensayar. Chumo con su bandoneón y mi papá con su contrabajo.

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