La odisea de los alemanes
El periplo europeo.
La conocida como, la Guerra de los Treinta años, fue una guerra europea por motivos religiosos. Como consecuencia de la misma varios países vieron reducida su población especialmente por la muerte de los hombres en los campos de combate que le quitaron brazos a los campos de cultivo. Los territorios que habían conformado el Sacro Imperio Germano Románico perdieron el 30 % de la población.
La Princesa Catalina II de Rusia, de origen prusiano y esposa del Zar Pedro “El Grande” publicó edictos ofreciendo tierras a los colonos que quisieran afincarse para trabajar la misma en los alrededores del río Volga.
Para atraer a los potenciales colonos se prometieron beneficios que consistían en: libertad religiosa, eximición del servicio militar, exención de impuestos y administración sin intervención estatal. Esto atrajo a muchas personas, se calcula que aproximadamente 30.000 fueron los hombres y mujeres migrantes con ese destino, no solo agricultores sino también con otros oficios. La emigración comenzó en 1764 y se prolongó hasta 1767, la que se fue dando por etapas.
La primera etapa consistía en el traslado de los carros hasta el puerto de Lübeck, para continuar por el mar Báltico hacia territorio de Rusia. La segunda era permanecer en una ciudad hasta prestar el juramento de lealtad como súbditos de la Zarina. Y la última, luego de un sinnúmero de peripecias, llegar al lugar de destino y dar comienzo a la colonización.
La primera sorpresa al llegar, fue que la viviendas que se habían prometido no existían, por lo cual las familias -todas pobres- de debieron ingeniar para construir techos que los cobijaran. Cavaron bajo tierra, e improvisaron ranchos tipo cuevas.
La emigración a América del Sur.
Un siglo después los abuelos, sus hijos y sus nietos debieron tomar otra decisión. Habían pasado casi una centuria de la llegada a Rusia y los privilegios concedidos originariamente se comenzaron a recortar. Vino un proceso de rusificación de la cultura alemana, que atentaba contra la identidad cultural de origen, que se había prometido respetar.
El comienzo de todo fue la escasez de nuevas tierras para colonizar. Los hijos para conseguir nuevas tierras debían emigrar a Crimea o a la Siberia lugares mucho más inhóspitos. Por otra parte la eximición del servicio militar desapareció, produciendo con ello otra violación a las condiciones originales.
La llegada al Territorio Nacional de la Pampa Central.
La mayoría de los que pudieron emigrar lo hicieron antes de la Primera Guerra Mundial que comenzó en 1914. El caso de Jacobo Santiago Casper (Kasper según el libro del Prof.,Dr. Alejandro Guinder tomo I pag.120), arribó a la Argentina entre los años 1904/7. Después de trabajar algunos años se casó el 18 de enero de 1913 con Malvina Graboski ante el Juez del Registro Civil de la Colonia Castex.
El tenía 23 años de edad y ella era una joven menor de edad, dado que tenía 17 años. Era hija de Jacobo Graboski natural de Polonia y Anastasia Wernski también natural de Polonia, quienes residían en ese momento en Quemú Quemú. El fue durante toda su vida laboral activa un agricultor. Comenzó trabajando como arrendatario en un campo entre la Colonia Castex y Conhello y al vencerse el contrato se trasladaron a otro campo entre Luan Toro y Conhello, alejándose de la mejor tierra y clima para la agricultura.
De arrendatario a chacarero.
El anhelo de Casper de ser propietario y dejar de ser arrendatario lo lleva a desplazarse con su familia hacia Victorica donde consiguió una chacra de 100 hectáreas en la que tuvo sus caballos y algunas vacas lecheras, plantó una quinta para producir las hortalizas que se consumían en el hogar. Pero con el transcurso de los años y el crecimiento de la familia, más las complicaciones climáticas, en ciertas ocasiones debieron atravezar situaciones que fueron severamente adversas.
El primer hijo fue Juan que nació en 1920, luego Delia el año 1922, -Albina y Celestina probablemente entre 1923 y 1928- Felipe el año 1929, Enriqueta el año 1932 el año de caída de la ceniza volcánica, Alberto 1935 y Ana el año 1937 de intensa sequía y fuertes vientos.
Según el registro de lluvias que llevó el Jefe de la Estación del Ferrocarril del Oeste de Victorica, los años de buenas precipitaciones se alternaban con algunos de muy escasas lluvias, produciendo sequía que implicaban la pérdida de lo que se había sembrado. Eran épocas además en que la plaga de la langosta que venía desde el norte, producía graves daños a los sembrados, a ello debe agregarse que en ciertas ocasiones los daños lo producían las heladas a veces tardías, los vientos huracanados o la piedra en forma de granizo.
En la mitad de la segunda década del 1900 comenzó con un registro escasísimo de tan solo 211,5 mm (1916) en 1924 después de varios años de precipitaciones por encima de los 500 mm se produjo una nueva sequía de 276,7 mm.
En 1929 comienza la década conocida como la de “los años malos” con solo 294,9 mm. en 1935 solo llovieron 330 mm. en 1936 485 mm y el año 1937, el del fallecimiento del jefe de la familia se cerró con una pronunciada sequía de 218,8 mm.
El desmembramiento familiar.
Luego de la muerte súbita del padre don Jacobo Santiago Kasper, producida en el paraje “Labal” en los alrededores de Telén en la primavera del año 1937 dos de las hermanas, Albina y Celestina se radicaron en Buenos Aires. Alli trabajaron y posteriormente se casaron, aunque no tuvieron descendientes. Otros hermanos salieron a buscar trabajo fuera de la chacra para aportar a la economía familiar y ayudar a su madre.
Después de 1945 Felipe entró a trabajar en la sucursal de la casa Calandri de Victorica y su hermano Alberto ingresó años después a la Cooperativa de Electricidad como toma estados y otras tareas . Varios años antes Juan había dejado la estancia “Las Vertientes” e ingresó en el Hospital dado sus conocimientos de motores y por saber conducir automóviles.
Los dueños del establecimiento “Las Vertientes” tomaron como empleadas también a Delia y una de sus hermanas, ellos eran descendientes de holandeses y conocían perfectamente la responsabilidad laboral de los descendientes de alemanes.
Malvina Antonina la hija de Delia, casada con Carmelo Lamónica, recuerda que sus abuelos y sus tíos eran agricultores y que desde que ella nació siempre le traían desde la chacra, todos los días la leche. También subraya la calidad de los chacinados y los quesos que hacían para consumo propio.
“Cuando ellos se reunían estando mi abuela y después también hablaban su idioma de origen, el ruso ( creo que era un dialecto) Toda la vida entre ellos se comunicaban en su idioma, salvo que hubiese otra persona entonces si hablaban el castellano. Y siempre mis abuelos trataron de mantener y trasmitirles además de su idioma mucho de su cultura, religión, costumbres, comidas, etc.”
“Mi mamá me contaba que mi tío Juan tendría 12 o 13 años y ella era pequeña y los hacían levantar tipo 4 a 5 de la mañana a ordeñar las vacas así cuando salía el sol desayunaban y comenzaban con las tareas de arar la tierra, sembrar y cuidar las quintas y los menores iban a la escuela. Se venían caminando desde la chacra al pueblo.”
“Cuando yo nací, mi abuela mandaba todos los días a la mañana temprano a uno de mis tíos a caballo a traer a casa la leche recién ordeñada para que me dieran y esa costumbre la mantuvo hasta que falleció. (Anécdotas de familia)”
La abuela Malvina Graboski viuda de Casper falleció el año 1974 luego de sufir una larga enfermedad.
Fotos: Malvina Lamónica.
Entrevistada: Malvina Lamónica.
Excelente dato. GRACIAS INFINITAS, pertenezco a esa familia aunque a mi papi lo anotaron de otro modo GRABOIZKY.
Gracias por tu comentario, muy amable!
Que hermosa historia, gracias por compartir. Recuerdo al Casper del hospital.
Sigo insistiendo que en Victorica debería haber un museo del inmigrante.
Estas historias son realmente su tesoro, de la historia del pueblo. La de la historia de muchas luchas y horizontes lejanos
Muchas gracias por tu comentario estimado Horacio, te mando mi cordial abrazo y deseos que sigas bien!