Félix Romero, el mentor de la cultura victoriquense

Dijo el maestro riojano Félix Romero el día 24 de mayo del año 1904, en el acto escolar alusivo al 25 de Mayo en Victorica (Pampa Central):
“Señores: Ahora que las escuelas han rendido tributo de admiración a los fundadores de la nacionalidad e independencia argentina, me vais a permitir que prescinda del hecho histórico que se celebra para ocuparme de una obra que creo indispensable en éste pueblo y que son propias de éste acto; pues si queremos ser dignos herederos de los ilustres iniciadores de la República Argentina, tenemos que demostrarlo, no con vanas palabras sino con obras pacíficas tendientes a hacer mas grande, próspera y feliz ésta patria.
Este pueblo, que cuenta con un círculo social de ilustradas y respetables personas; con una juventud, llena de bríos y esperanzas, con un comercio, una campaña ganadera, que llama la atención de los centros más adelantados de la República, creo que fácil podría llevarse a cabo una biblioteca popular.
He hablado con varias personas sobre éste punto, se entiende que no puede ser con respecto a su importancia en si, sino en lo referente a la posibilidad de realizarse y ellas están de acuerdo en que lo es.
La Biblioteca aunque en reducida escala, desde el primer momento prestará grandes beneficios a todos.
¿Cuántas veces muchas de las demás, señoritas y jóvenes aquí presentes han desesperado por no tener un libro para emplear preciados ratos en su lectura en vez de entregarse a ocupaciones muchas veces ociosas? ¿Cuántas veces no hemos leído un libro dos, tres y más veces por no tener otro?
Conozco un caso práctico: a una Señorita que está presente le pedí prestado una vez un libro y al dármelo me dice: “disculpe el estado de deterioro, pues lo han leído tantas personas y cada una más de una vez, yo nomas lo se casi de memoria, que no es de extrañarlo por mucho cuidado que se tenga de que se halle en tal estado. Como a esta Señorita, nos sucede a todos los que tenemos libros. Semejante solicitud de libros demuestra a las claras la necesidad de una biblioteca entre nosotros.

A satisfacer cada uno de nosotros particularmente esta necesidad espiritual en la medida debida, precisaría gastar lo mínimo cuatro pesos mensual, mientras que la biblioteca, nos evitaría este gasto o solo sería de algunos centavos y tendríamos una cantidad donde elegir el tema y los autores que nos agraden. Ahí tendremos el libro de consulta de los asuntos diarios de la vida sobre lo que tenemos cual más, cual menos nuestras dudas. Será para nosotros un sereno y dulce descanso del alma y del espíritu en medio del monótono camino de esta vida.
La biblioteca será un recurso para los amantes del progreso, para los hombres que creen que una vez egresados de la escuela dan término a su misión y que no precisan instruirse !Que error Señores! La escuela solo proporciona los instrumentos con el que hemos de cultivar el dilatado campo del saber, grandiosa misión por cierto, pero no debemos olvidar que la verdadera escuela del hombre está en el seno de la sociedad, en su lucha diaria, en el estudio constante.

¿Y acaso solo tenéis el deber señores de mostrarles el ejemplo del trabajo material a vuestros hijos? ¿Del trabajo que si bien es honroso pero que por ser material, envilece la conciencia, mata las nobles y elevadas aspiraciones que conducen a la verdadera felicidad, el reinado del espíritu? Tenéis también el deber de mostrarles a su par las obras y el trabajo que proporcionan pan para su espíritu. Tenéis que darle ejemplo de trabajo también, de trabajos que le eviten la modorra y el aburrimiento característico en el materialista, que le enciendan su mente, que le hagan activo, entusiasta, consiente de su misión en este plano de la vida, lleno de aspiraciones e ideales en vez de egoístas atesoradores y hartos del beber y comer.”

De nuestras escuelas han salido desde 21 años que existen, centenares de niños de ambos sexos sabiendo leer, escribir y contar es decir los ramos instrumentales, que al ser amparados por el medio social, podrían marchar con esfuerzo de acuerdo con la cultura general. Pero por desgracia los niños salen de la escuela, se hacen hombres y olvidan casi todo lo que aprendieron, y bien se explica; entregados como están a trabajos puramente material, el arado, el carro, el rebaño etc., etc. No leen un libro, un periódico nunca porque no hay un algo que los estimule a ello.

     Por lo tanto aquí en estas apartadas regiones de los centros cultos son indispensables obras que sirven de estímulo no solo a la juventud que de año en año se presenta (como el servicio militar) buscando algo en que desplegar sus energías e innatas pero dormidas aspiraciones, sino también a la demás sociedad. La escuela infantil o elemental no puede en tan corto periodo de tiempo porque pasan los niños, despertarles la aspiración al saber para que solo pudieran avanzar. Y si la sociedad, no le presenta estímulos, quiere decir que la mitad de la tarea de las escuelas se pierde y se incorpora un buen contingente cada año al ejército numeroso de los ignorantes.”
Y el Maestro riojano prosiguió su discurso con un tema de absoluta actualidad, luego de más de una centuria y quince años de aquel momento.
     “Ahora una palabra con respecto a la mujer. Muchas de las que han pasado también por ésta escuela son hoy señoras y señoritas. Ahí se les ve actuando en el hogar y como entre los varones, con sus pocas excepciones no cultivan su espíritu, de las honradas y dignas ocupaciones, la costura, el lavado, el cultivo del jardín o de la huerta etc. sobresalen cuando hoy el progreso solicita en sus altares, el concurso del espíritu femenino. Ya pasaron los tiempos de egoísmo en que al alma de la mujer se le negaba el perfeccionamiento. Hoy hasta los seres más vulgares pueden ennoblecerse por la educación de su espíritu.
     Por medio de la constante instrucción que el libro proporciona puede reinar la mujer en el hogar, siendo su encanto, su luz y su armonía; en la sociedad con la grandeza de sus sentimientos y elevación de ideales dejando la luminosa huella sembrada de grandes actos y obras imperecederas, según sus dotes morales e intelectuales.”
Ya casi cerrando su discurso escrito de puño y letra “Romerito” como le decían sus amigos, abordó otro tema de la cultura no menos importante. el de la música.
     “El ex director de ésta escuela señor Carlos Thomson, fue el iniciador de la pequeña banda de música que más de una vez nos ha llenado de alegría el corazón con sus acordes musicales y sería una lástima que se pierda tan hermosa creación, sería de lamentar que los vecinos dejen morir tan importante obre, que ha costado unos buenos cientos de pesos y de esfuerzos para la formación de los músicos. No dejemos queridos amigos y señores perder una creación tan educativa de los sentimientos y buenos instintos. Un ejemplo tan digno para nuestros niños y nuestra sociedad, un progreso para el comercio y el pueblo en general. Así tendremos dos obras, si como espero le prestáis vuestro eficaz concurso a la biblioteca que pronto empezaremos a formar en las tres sendas del progreso, lo intelectual, lo material y moral.
     Instruyámosnos Señores, no avancemos sólo en lo material, cultivando las tierras y multiplicando nuestros ganados, pan para el cuerpo; avancemos paralelamente con nuestro espíritu. Tengamos siempre presente éstas grandes palabras, de uno de nuestros sabios “La misión del hombre no es la de enriquecerse, sino la de desarrollar su corazón y su conciencia”.
     “Por mi parte os quedaré altamente agradecido por el contingente que en dichas obras podáis prestar. Como lo estoy ahora por la cooperación que habéis prestado a la realización de ésta fiesta, prestando muchas cosas de la que veis aquí y ayudando para vestir a niños pobres de una y otra escuela. Con éste entusiasmo, voluntad, cooperación y unión, hemos de triunfar siempre, en cualquier campaña que nos unamos para el engrandecimiento de nuestro querido pueblo. He dicho.”

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