Tinajera Fiorucci alrededor de Naicó-Quehué

La palabra tinajera deriva del español tinajas, que era el lugar donde se ponían las tinajas para el servicio del agua potable. En varios países hispanoamericanos si el recipiente era de madera se ponía en la parte superior una piedra para filtrar el agua que caía gota a gota.

En lengua originaria “tavuco” significa agua para la toldería. Pero el problema del aborigen que pobló el antiguo territorio de la pampa seca, no era el agua de la toldería, porque cuando el cacique elegía el lugar de asentamiento es porque allí había buen agua, mucha leña y buenos pastos para la caballada.

El problema era cuando se alejaba de la toldería y se iba en malón, porque allí había lagunas con aguas buenas y con aguas de muy mala calidad que ponían en peligro la vida de los caballos como las del propio jinete. “Tripahue vure co” significa lugar de la salida del agua amarga. Ese lugar terminaba cuando se salía hacia el este.

A veces el mismo aborigen como modo de defensa envenenaban ciertas lagunas para que quienes los perseguían y no conocían la travesía tuvieran problemas con su cabalgadura o cometieran el error de beber sedientos ellos mismos. Esas quedaban marcadas como “Ufen co” agua peligrosa.

El topónimo “vutré co” es el agua amarga en la lengua de la gente del mamüll mapu.

Es por ello que el ingenio del hombre aborigen fue tener en esos lugares de aguas contaminadas, que no eran potables para ellos y tampoco para su caballo, un agua que permitiera saciar su sed y la de su hermano el caballo y allí inventó la tinajera.

Para construir una tinajera en la Pampa Central se buscaba un gran caldén, se le ahuecaba el tronco y luego se hacían tarjas en las ramas mas gruesas para que el agua de lluvia corriese por ellas y se depositara en el recipiente. Esto le permitía tener agua de buena calidad, fresca y sobre todo no visible para el aventurero novato que se internaba hacia el corazón de los medanales, donde no había ríos ni arroyos.

El orificio se cubría con una piedra no solo para ocultar la bebida sino también para filtrar el agua.

El agua buena en la gran travesía desde la pampa seca hasta la húmeda y sobre todo en las zonas de agua mala –amarga, salada o con sustancias venenosas- era un recurso vital, tanto para el hombre como para el caballo que lo transportaba. Por eso cuidaban el caballo como a su propia vida y si el caballo no tomaba agua de alguna laguna ellos tampoco la ingerían.

El joven Antonio Fiorucci está dentro de una tinajera construída por los aborígenes para guardar agua de lluvia en el campo de su familia en los alrededores de la zona de Quehúe-Naicó, donde sus descendientes tienen aún campos en explotación agropecuaria.

Don Antonio Fiorucci era italiano y estaba casado con Carolina Tarducci también italiana. De ese matrimonio nacieron varios hijos, uno de ellos, nacido el 3 de junio de 1917, nacido en Naicó, fue bautizado con el nombre de Antonio Eduardo Juan.

El hombre joven que se ve en la imagen al que observa su perro, es probable que sea Antonio Fiorucci hijo, quien en la década de 1970 fue Director de Vialidad de la provincia de La Pampa y había obtenido el título de Ingeniero Civil.

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