Antonio “Cacho” Peralta, que aparece en la segunda foto observando la pintura de un mural que realizó su tío Carlos Alberto Riela, me ha contado algo de la historia de su familia. Cacho es hijo de Miguel Peralta, quien aparece en la primera foto junto a su esposa y sus cuñadas en lo que fuera la quinta de la familia Riela en Victorica.
El abuelo de Cacho se llamaba Jesús Peralta, quien tuvo a lo largo de su vida aproximadamente 10 hijos con diferentes mujeres. Miguel desciende del matrimonio de Jesús con doña Dionicia González, natural de San Luis. Era el hijo mayor que fue bautizado por el cura franciscano que atendía la parroquia de Intendente Alvear el 19 de diciembre de 1909. Había nacido el 8 de julio de ese año en “El Bienvenido”, que supongo sería el nombre de un campo o paraje de la zona donde atendía el misionero franciscano quien consignó que fueron padrinos Carlos Zúñiga y una mujer llamada Jesús Gutierrez.
No sabemos como ni cuando don Jesús aparece ocupando en la margen norte del río Salado en los alrededores de Santa Isabel, campo abierto con ganado vacuno criollo. Según las conversaciones de Cacho con su padre, su abuelo, quien había logrado armarse de una manada de más de 800 animales vacunos criollos, las perdió casi todas en una gran sequía.
Efectivamente según las estadísticas oficiales la zona de Santa Isabel que son muy incompletas nos dicen que el año 1935 faltan datos. El año 1936 se registra escasamente un total de 219 mms., el año siguiente tampoco hay datos y el año 1938, caen 341 y en 1939 sólo 255 mms.
Por eso Miguel concurre solo un año al colegio salesiano de Victorica y de ahí en más su padre lo saca porque lo necesita para trabajar. Lo pone a andar con un carro de cuatro ruedas altas tirado por cuatro o cinco animales. Para arrear hacienda desde Santa Isabel hasta más allá de Anchorena (San Luis) trayecto que tardaba dos meses aproximadamente en realizar.
A la vuelta, cargaba mercadería en la casa “La Unión” de Nicolás Hermanos -el padre don Ángel NIcolás había sido el padrino de Amaro Jesús, un hermano de Miguel- que tenían parada de carros. Cacho le preguntó a su padre cuanto tiempo tardaban para -llegar de regreso a Santa Isabel y Miguel le contesta “dos meses”.
“¿Cómo dos meses si venían sin tropa?” pregunta Cacho, a lo que el padre le contesta “Es que veníamos parando en todos los campos donde había fiesta, baile, y asado”. Y en uno de esos campos conocido como “el 25” en la zona de la Pastoril, Miguel conoció a Estela la “Chola”, la hija de don Antonio Riela y doña Felisa Pereyra y de ese amor nació nuestro amigo y su hermana Irma.